martes, 23 de diciembre de 2008

Estaba viendo un programa en la televisión, la psicóloga decía, “en realidad la vida no es justa, tu y yo aquí mismo, no es justo, esa palabra, la invento el ser humano, pero la justicia no existe, no es una capacidad de la naturaleza, no hay tal cosa como eso”. Y lo entendí, entendí a que se refiere, entendí que dijo que esa palabra era mas bien una invención nuestra, pero la naturaleza funciona distinto, bajo otras leyes, irónicamente aunque somos parte de la naturaleza, somos los que nos excluimos más y gozamos menos.

Y es verdad, la vida no es justa y por justo puedo decir que todos tengamos lo mismo, equitativa pues, para disfrutar las mismas cosas y así seria justo, ¿no?; sin embargo no es eso lo que pasa, pensé en todo lo que no tengo, mi parámetro de comparación fueron modelos de victoria secret, Albert Einstein y Carlos Slim. Para que fuera justo yo debería de tener las piernas tan largas y el cuerpo tan hermoso que tienen las modelos, debería de poder usar un porcentaje mayor de mi cerebro como lo hizo Einstein y tener al menos 200 millones de dólares en el banco como Carlos, ah también debería de alguien estar locamente enamorado de mi. Entonces me acorde de lo anterior, de que los humanos nos excluimos, que buscar la “justicia” es una invención nuestra, para salvarnos y justificarnos cuando tomamos decisiones incorrectas que nos marcan la vida y el alma. La vida, nuestras vidas, son perfectas, tenemos lo que necesitamos cada uno, en esa medida podría decirse que es justa, no en comparación del otro. Sin embargo siempre estamos pendiente de las otras vidas.

Vivir es un riesgo de todos los días, de palabras y miradas, de silencios, de bocados, de agua, de dolores, de risas, de momentos memorables que se guardan en la pupila para ver a través de ellos, de deseos, de planes a futuro, cuando el futuro sea de 2 horas, y de planes a largo plazo, de esos que dicen que hacen reír a Dios, de abrazos, de llamadas telefónicas, de salir a la calle y morir en el intento, de pelos de perro en el pantalón, de soledad. De baños a media noche. Esos son mis días, mis riesgosos, gloriosos e injustos días, que me he ganado a pulso, que me hacen pensar que si, que la vida no es justa, pero tengo justamente lo que quiero.

No hay comentarios: