jueves, 12 de noviembre de 2009

Conocí a Miriam por el teatro, siempre he pensado que las cosas que dicen son la pura verdad; es muy sincera, cuando venía con ella en el auto, estaba platicando del impacto que le dio regresar a Cd. Juárez, después de haber estado en San Francisco (y no visito City Lights). Recuerdo que dijo algo así como ¨soy humano igual que ellos, yo también merezco esa calidad de vida¨ No podía dejar de pensar en esas palabras, a poco estamos tan jodidos los juarenses, ah chingá. Y ella siguió ¨es que no mames, pinche Juárez toda la gente está en depresión¨. Ustedes no están para saberlo, pero si le dije, que se calmara su rollo, todas las personas de Juárez alrededor mío están bien motivadas, si, me dijo, motivadas a largarse de esta pinche ciudad. Yo no le podía decir nada porque como quiera estamos juntas en teatro, entonces me tranquilice y cuando llegue a mi casa me puse a pensar en lo que dijo. Tenía razón, estaba embelesada en mi burbuja de ¨las cosas están perfectas¨ que me aleje del sentimiento social, de las tristeza, de los que matan, de la inseguridad, del miedo, del pánico que han de sentí r los que no tienen fe en ellos, los que ven en Juárez el infierno porque su cabeza no da para más. Porque los asesinos no solo matan a balazos, matan la esperanza de que esta ciudad esté bien algún día, matan poco a poco los sueños, la tranquilidad. Y mataron a Yanet, que tenía 11 años y que decidió que no había mejor cosa que colgarse y morir, la mataron estos hijos de la chingada.

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