viernes, 1 de mayo de 2009

Ayer me di cuenta de que uno nace muchas veces. Es verdad eso que decía séneca “morimos todos los días porque todos los días perdemos parte de nuestra vida” es verdad porque nos acercamos al final, lejano o cercano que cada uno tiene. Pero también es verdad que todos los días, cada segundo, cada persona es la oportunidad para renacer. No se necesita salir de la matriz para sentirse nuevo. Uno lo que necesita es escuchar mejor, observar mejor, oler, en fin, anclar nuestros sentidos. Darnos a todos y recibirlos por igual, regalarnos la oportunidad de conocer a la misma persona mil veces mas, perdonar y pedir perdón. Me gusta eso, me gusta ser una fanática de la vida, de la vida en todas sus expresiones y formas, aunque me acerque al final por segundo, aunque ayude un poco o un mucho a matar al mundo (mi ayuda no es intencional, es más bien como dice Juan: una condena intrínseca por ser parte de el).

Por lo que dije y no dije, por lo que puedo y no puedo, te escribo con cautela lo que sigue aunque me salga de contexto. Y digo con cautela solo por decir algo, porque realmente es un descaro:

Te extraño

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